
El queso es un alimento que desde siempre ha estado presente en las mesas de los hogares de todo el mundo. Su origen es muy antiguo, incluso puede ser anterior a la historia escrita, puesto que los hallazgos arqueológicos más antiguos fueron hallados en el Antiguo Egipto.
Ir adquiriendo hábitos saludables es una de las estrategias más inteligentes para conseguir estar sanos y disponer de una calidad de vida que se ajuste a nuestras pretensiones. Ya sabemos que hay que tener demasiadas cosas en cuenta para conseguir eso y que no es fácil, pero os garantizamos que de lo que vamos a hablar en los párrafos que siguen se desprende un buen porcentaje de posibilidades de conseguir esa felicidad que tanto buscamos y demandamos. Y es que el tema central de hoy no es otro que el deporte.
Vamos a ver una serie de consejos para hacer una buena paella. Todos sabemos que la paella valenciana es de esos platos famosos en nuestra gastronomía. En todo el planeta es famosa y conocida en todo el planeta. No hay turista que venga a nuestro país por motivos de ocio o de trabajo que pueda resistirse ante lo que es un plato bueno como es la paella.
Las clases colectivas cada día tienen más público. Y no es de extrañar, porque son una forma distinta y divertida de ponerse en forma. La duración suele ser entre 45 minutos y 1 hora lo que hace que la clase se pase rápidamente. Debido al incremento de los usuarios en este artículo vamos a hablar de las clases grupales más demandadas y el por qué de su fama.
Cuando pensamos en esas veces que nos toca comer fuera de casa, ya sea porque no nos dio tiempo de prepararnos nuestro almuerzo para llevarlo a la oficina, nos toca la hora de comer estando en la calle o nos invitaron a cenar en un restaurante, en seguida pensamos en lo imposible que va a ser continuar con nuestra dieta o con nuestro propósito de comer saludable, lo cual reemplazaremos con una grasienta hamburguesa o un atracón de tapas.
Cada vez somos más los ciudadanos que nos animamos a practicar deporte para salir de la rutina y así poder ejercitarnos un poco. Y es que además de ese momento de desconexión que vivimos, lo cierto es que practicar deporte también nos otorga otras muchas ventajas para nuestro cuerpo como el poder sentirnos mejor, así como mejorar algunos de nuestros índices corporales.
Con el fin del verano, muchas son las personas que se echan las manos a la cabeza. ¿Qué vamos a hacer sin sandías? ¿Cómo vivir sin echarse a la boca un jugoso melocotón? ¿Podremos aguantar hasta el verano siguiente sin probar los dulces higos? El verano es la época de la fruta por antonomasia, y prueba de ello la encontramos en los stands de los supermercados, donde podemos encontrar una gran variedad de frutas que se despiden a finales de septiembre hasta que el calor vuelva a asomarse en nuestra vida.
Todo el mundo hace hincapié, en pleno año 2021, en la importancia que tiene la realización de ejercicio físico. Y la verdad es que es algo muy necesario en los momentos en los que nos encontramos. El sedentarismo es uno de los asuntos que más preocupan a las instituciones sanitarias y el deporte es una de las mejores maneras de combatirlo. Sin embargo, hay que tener en cuenta una cosa: a la hora de practicar deporte, hay que hacerlo bien. Si no, corremos el severo riesgo de padecer todo tipo de lesiones.
Los frutos secos siempre han estado al alcance de nuestra mano, al menos desde hace muchos años y en nuestro país, pero se han consumido casi siempre a modo de aperitivo o tentempié mientras tomábamos una cerveza o veíamos un partido de fútbol. Yo tengo recuerdos de mi infancia viendo algún programa de televisión con mi madre y comiendo pipas de girasol y quicos sin parar. Te comías uno, luego otro, y al final no podías parar hasta que se acababa la bolsa entera. Son un vicio.
Hay personas a las que el alcohol les atrae sin medida. Puede que al principio no fuera así y que poco a poco le fueran cogiendo el gusto al cubata, pero la realidad es que al final acaba gustándoles. Ese no es mi caso, pero tampoco soy todo lo contrario. Realmente me encanta tomarme mi caña de cerveza con el aperitivo los sábados y domingos, o mi caña con tapa un viernes a las 19:30 de la tarde en compañía de amigos, pero no me suele gustar nada más que lleve alcohol, no me gusta el sabor y me parece ridículo tomar algo que no te sabe bien aunque haya gente que, por enfermedad, se beba hasta el alcohol de quemar.
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