El veganismo tiene cada vez más adeptos. Algunos movidos por la curiosidad, otros por las modas pasajeras y la gran mayoría, por absoluta convicción. Ser vegano implica algo más que seguir una dieta estricta, en la que no tienen cabida los alimentos de procedencia animal. Se trata de una filosofía, una forma de vida que se basa en el respeto por los animales y su protección, eliminando de su dieta todos esos alimentos, pero también sin utilizar o adquirir cualquier tipo de producto que proceda de animales o haya sido probado en ellos. Es decir, nada de artículos elaborados en piel natural, lana natural o productos cosméticos testados en animales, por citar algunos ejemplos.
En torno a esta filosofía de vida, surge de forma inevitable la controversia. Sobre todo a nivel nutricional, donde se considera que este tipo de dieta, conlleva a la carencia de ciertos nutrientes. La realidad es que no tiene por qué ser así. La dieta mediterránea que, supuestamente, seguimos en nuestro país, ha derivado en un elevado número de españoles con déficit de vitamina D. Ironías de la vida o paradojas de difícil comprensión, pero así es. Seguramente a consecuencia de que nuestra sobrevalorada dieta mediterránea se ha visto comprometida por la inclusión de alimentos y elaboraciones que han trastocado su poder nutricional.
No pretendemos en este artículo demonizar ningún tipo de dieta. Al contrario. La pretensión primera es dar a conocer un poco más a fondo las bondades de la dieta vegana y cómo podemos adoptarla sin sufrir la carencia o la necesidad de retornar a la dieta carnívora. Nada como entrar en una pastelería vegana como Crudicakes, donde los dulces no tienen nada que envidiar a lo que ofrece la pastelería tradicional, para comprobar como el veganismo cuenta con delicias culinarias que todo el mundo, debería probar. Del mismo modo, entrar en un restaurante puramente vegano puede hacer las delicias de mayor de los gourmet, pues la carne o los productos derivados de los animales, no siempre son los reyes de la mesa.
Dieta vegana, más allá de la dieta vegetariana
Una dieta vegetariana consiste en no comer productos animales, es decir carne, pescado y todos sus derivados como la leche o los huevos, aunque su flexibilidad les permite ser veganos ovolácteos que consumen este tipo de productos. Los veganos, por el contrario no permiten este tipo de modificación en la dieta. Son estrictamente vegetarianos y no consumen ni utilizan alimentos o productos derivados o probados en animales. La dieta es tan estricta que quedan totalmente prohibidos todo tipo de productos lácteos, huevos, miel y gelatinas. Esto no quiere decir que su dieta, conlleve a la carencia como se suele creer. Resulta bastante sencillo suplir los nutrientes que aportan los alimentos de origen animal con lo que nos proporciona el mundo vegetal
Las razones por las que una persona puede optar por adoptar una dieta vegana, son diversas. Entre ellas, podemos destacar algunas como el hecho de que puede ser más saludable que otro tipo de dietas. Convicciones como el pensamiento de que está mal utilizar animales para alimentarse. Razones religiosas pues algunas religiones prohíben estrictamente el consumo de carne. Su coste, más económico que el consumo habitual de carne. Los beneficios que aporta al medio ambiente no consumir productos de origen animal o que simplemente a muchas personas no les gusta el sabor de la carne.
Todas estas personas llevan una vida saludable y lejos de la carencia nutricional puesto que saben gestionar muy bien su dieta y los alimentos que consume para nutrirse adecuadamente. Si se planifica de la manera adecuada, la dieta vegana es tan saludable como cualquiera que incluya en sus alimentos todos los nutrientes esenciales en cantidades equilibradas. Si nos paramos a comprobarlo veremos que las personas que no consumen carne, pesan menos que las que la consumen, tienen menos probabilidad de sufrir enfermedades cardiacas, también tienen niveles de colesterol más bajos y por consiguiente, presentan menos probabilidad de padecer hipertensión, cáncer de próstata o colon o diabetes tipo dos.
Gozar de una buena salud está estrechamente ligado a una dieta mayormente basada en el consumo de frutas, verduras y granos integrales. Lejos de productos refinados y saturados de grasas transgénicas. Lo ideal es mantener un equilibrio en toda dieta que se precie. En el caso de los vegetarianos estrictos, pueden llevar una dieta equilibrada y saludable sin necesidad de consumir carne. Una manera de sustituirla para no acusar la falta de los nutrientes que proporciona puede ser comer en su lugar, una ración de legumbres como judías o lentejas cocidas; una ración de nueces o semillas; tofu o tempeh e incluso, mantequilla de cacahuete.
En el caso de la leche y los productos lácteos, su sustitución es igual de sencilla: tomar leche de soja enriquecida con calcio, vitamina D y B12 o leches enriquecidas a base de arroz, almendras o avena. Por otro lado, en el mercado es posible encontrar todo tipo de derivados como queso y yogur de soja, entre otros, pasa suplir el resto de productos lácteos. En la actualidad, los veganos pueden encontrar prácticamente todo tipo de productos elaborados sin derivados animales y que suplen perfectamente a los embutidos o la carne.
Manteniendo el equilibrio
A los que se planteen pasarse a una dieta vegana o sientan curiosidad por la misma, pueden surgirle algunas preocupaciones sobre la obtención de los nutrientes. Volvemos a repetir que la carencia de nutrientes no tiene por qué producirse, siempre y cuando se lleve una alimentación variada y equilibrada. Sabemos que una de las mayores preocupaciones es la falta de vitamina B12, sin embargo no es más que eso, una preocupación sin demasiada razón de ser.
No obstante, añadimos algunas pautas a las que prestar atención para evitar esas posibles carencias nutricionales a la hora de seguir una dieta vegana.
Empezaremos por el calcio para aquellas personas que no consumen productos lácteos. En este caso, se vuelve necesario encontrar el calcio en otras fuentes. Hay muchos alimentos ricos en calcio como los cereales para el desayuno, la leche de soja o el zumo de naranja enriquecido. Las legumbres, verduras de hoja verde, nueces y semillas o tofu, son excelentes fuentes de calcio. Si no se consumen estos alimentos, se puede recurrir a los suplementos.
La vitamina D es otro motivo de preocupación pues entendemos que la adquirimos de los productos lácteos. Es esencial que la ingesta de calcio y vitamina D se mantenga en niveles óptimos para mantener fuertes los huesos. Sin embargo, como comentábamos anteriormente, el déficit de vitamina D es algo que se ha convertido en habitual entre los españoles y no necesariamente porque haya habido un boom vegano entre la sociedad. Aun así, consumir cereales y leche de soja es la mejor manera de tomar la cantidad necesaria de vitamina D.
Respecto a la carencia de hierro, no tiene por qué suponer ningún problema, aunque el organismo no absorbe igual de bien el hierro de los alimentos de origen animal como el procedente de los vegetales, estos contienen grandes cantidades de hierro. Desde las judías y lentejas cocidas hasta las verduras de hoja verde como las espinacas, son excelentes fuentes de hierro. Si acompañamos la ingesta de estos alimentos de vitamina C, el hierro se asimilará mucho mejor.
Volvemos a mencionar la vitamina B12, gran motivo de preocupación entre la población vegana y la que quiere serlo. Es cierto que su procedencia es exclusivamente de origen animal, pero basta con ingerir alimentos suplementados por esta vitamina. Es posible encontrarlos en cereales o leche de soja y sus derivados.
Todos estos nutrientes, pueden tomarse en forma de suplementos y evitar las posibles carencias. Aunque cabe señalar que, las personas con un buen estado de salud, no deberían tener problemas de nutrientes si planifican su dieta convenientemente.
En conclusión, la dieta vegana puede resultar controvertida aunque no debería ser así. No existe la dieta perfecta, pues cada cuerpo es un mundo y cada organismo asimila los nutrientes de una manera. Si tenemos en cuenta que los seres humanos comemos más por placer que por cuestiones nutricionales, podemos comprobar que cualquier tipo de dieta con unos platos atractivos a la vista, el gusto y el olfato, harán las delicias de cualquier comensal, independientemente de que se trate de un plato vegano o uno gourmet.
Retomando el tema de la avalada dieta mediterránea, es cierto que se trata de una de las dietas más completas y equilibradas que podemos encontrar en el planeta. Contiene todos los nutrientes esenciales y en la cantidad necesaria para mantener un buen estado de salud. Sin embargo, la realidad nos demuestra lo contrario. Comemos mal y desequilibradamente, abusando de algunos alimentos y olvidándonos de otros. En cambio los veganos, cuidan mucho lo que comen y la manera en que lo comen. Aunque para ser realistas, existen dietas como las procedentes de oriente que, a pesar de estar cargadas de carbohidratos (grandes enemigos de la sociedad moderna en cuestiones nutricionales sin fundamento) hacen que sus comensales tengan vidas más longevas y saludables. ¿Cuál es su secreto? Lo desconozco pero, ciertamente su consumo de carne se acerca más al del vegano que al del mediterráneo.