Una de las cosas que más nos planteamos cuando vamos a hacer un viaje largo es qué meter en la maleta. Porque nunca sabemos exactamente qué nos va a hacer falta, y los “por si acaso” invaden nuestra cabeza y empezamos a sentir que necesitaríamos un aluvión de cosas… que, tal vez, luego tan solo sean un lastre para nosotros.
Yo soy mucho de viajar, ¡de viajar mucho!, y en dos años he estado en sitios tan dispares como Cádiz, Madrid o Santiago de Compostela. Hace unos días hice unos días del Camino de Santiago… y, hoy, quiero usar esa experiencia para que sepáis qué llevar y qué no llevar en un viaje largo de senderismo.
No es lo mismo una ruta de un día que un viaje de dos semanas
Lo primero que has de hacer es quitarte de la mente que una ruta de un día no es, y nunca será lo mismo que una ruta larga, tal como el Camino de Santiago. Y puede parecer evidente o una completa estupidez que tenga que hacer esta distinción, pero, cuando estamos planificándolo, se nos olvida y cometemos errores. Errores que, si te hubieses detenido unos minutos a pensar con la cabeza fría y con claridad, no habrías cometido y te habrías ahorrado un par de disgusto en tus vacaciones.
Cuando una persona hace una ruta de un día, nuestro cuerpo y nuestra mente se preparan para realizar un esfuerzo físico importante (tal vez entre 5 y 20 kilómetros por sierra, bosque o ríos). En consecuencia, ese día vas a tomar frutos secos, vas a colgarte la maleta a tu espalda y vas a irte con tu mejor sonrisa a disfrutar de ese día tan merecido después de días y días de cansancio y de arduo trabajo.
Para un solo día, claro está, no necesitamos un gran arsenal de provisiones en nuestra mochila. Quizás un bocadillo, un cortavientos, por si fuese necesario y, tal vez, una buena cámara de fotos para disfrutar el viaje.
El problema viene cuando se nos pasa por la cabeza hacer una ruta de más de dos semanas o tres semanas por primera vez. ¿Por qué digo por primera vez? Porque es cuando más perdidos estamos y es cuando más “por si acaso” invaden nuestra mente. Aquí ya no necesitas frutos secos, ¡aquí necesitas tener la cabeza en su sitio y hacerte consciente de lo que vas a hacer!
¿Sabes que la Vía de la Plata, por poner un ejemplo, empieza en Sevilla y son 700km hasta la Catedral de Santiago de Compostela? Teniendo eso en mente, ten en cuenta que este camino es un viaje que se puede hacer de muchas formas (en bici, a pie, a caballo, en barco…), pero el 90% de los peregrinos caminan. Y recorrer 700 a pie con un muerto en la espalda es terriblemente peligroso… y dañino para tu salud.
Los Caminos de Santiago, sus kilómetros y sus etapas
El Camino de Santiago es, y cito textualmente, “un conjunto de rutas de peregrinación cristiana de origen medieval que se dirigen a la tumba de Santiago el Mayor, situada en la catedral de Santiago de Compostela”. Permíteme decirte que es un viaje precioso por el que pasarás por pueblos, ríos y montañas… y es, además, un camino de peregrinación que trata de hacerte que te encuentres a ti mismo.
Eso sí, tiene muchas salidas posibles… pero las más conocidas son:
- Camino Francés: Consta de 31 etapas, que son 775 km. Es la más recorrida actualmente por los peregrinos, y podrás disfrutar de monumentos como el monasterio de San Millán de Suso y Yuso, Atapuerca, las minas de las Médulas, la catedral de Burgos, el palacio episcopal de Astorga…
- Camino Portugués: Consta de 6 etapas, que son 119 km. Aquí la afluencia de peregrinos es menor, pero mayor que en los siguientes de la lista. Podrás disfrutar de monumentos como las aguas termales en Caldas de Reis, la catedral de Santa María de Tui, el puente de Cesures…
- Camino del Norte: Consta de 32 etapas, y es de las más largas que hay, con 815 km. La dificultad es claramente mayor, pero las vistas espectaculares. Podrás disfrutar de monumentos como el palacio de Narros en Zarauz, el árbol de Gernika, ruinas romanas de Gijón…
- Vía de la Plata: Consta de 26 etapas (de las etapas más largas que hay), y de 705 km. Podrás disfrutar de monumentos como la Giralda en Sevilla, el teatro romano de Mérida, la catedral de Salamanca… y te unirás al Camino Francés en Astorga, donde seguirás hasta Santiago de Compostela.
- Camino Primitivo: Consta de 10 etapas y de 268 km, pero es el más duro y difícil que existe, solo recomendado a personas experimentadas en rutas de nivel avanzado. Podrás disfrutar de cosas como Santa María del Naranco en Oviedo, las murallas romanas de Lugo, el puente medieval de Melide…
El verdadero peligro del Camino de Santiago no son sus kilómetros ni las posibles personas que puedan hacerte daño mientras lo recorres… El verdadero peligro es el peso extra que lleves a tu espalda
Te lo advierto, peregrino, ¡y espero haberte avisado a tiempo y que todavía no hayas caído en las garras de este arduo y peligroso enemigo! Lo peor (insisto, ¡lo peor!) que puedes hacer es llenar tu maleta hasta rebosar de esos molestos “por si acaso”.
¿Qué son los “por si acaso”?
Son esas cosas que, cuando haces la maleta, piensas: “¿Y si me hace falta? No estoy segura, pero por si acaso, voy a meterlo”. Son todas esas cosas sin sentido que empezamos a meter por si acaso lo necesitamos en algún momento de nuestro viaje, pero que, en el fondo, todos sabemos (¡y requetesabemos!) que NO vamos a usar… y que se van a transformar en kilos y kilos a nuestra espalda.
Déjame decirte algo: al Camino de Santiago NO debe de irse con un peso exponencial en tu espalda, porque una de las lesiones más comunes de los peregrinos es, precisamente, cargar peso extra que no nos beneficia y que sobrecarga nuestros músculos. ¡Y los necesitamos lo más libres posible!
Yo misma caí en las fauces de estos terribles “por si acaso” y, a consecuencia de una maleta realmente pesada, tuvimos que abandonar a los dos días y sanar nuestra espalda. Ahora, mi esposo y yo hemos decidido retomar en marzo con más ganas que nunca… pero, eso sí, dejando esos por si acaso en su cueva, sin garras y desarmado.
¿Qué llevar al Camino de Santiago? Consejos útiles
Va a depender en gran medida del camino por el que desees tomar y en qué época del año lo inicies. Porque no es lo mismo irte en julio, con una calor horrorosa (con lo que no tienes que cargar abrigo) a irte en enero, en pleno invierno (que como vayas con una sudadera y una camisa de mangas largas te pillas un resfriado, mínimo.
Por eso, el primer consejo que te voy a dar es que investigues el camino y las etapas y vayas preparado (Albergues, temperatura, el mejor momento para hacerlo…). Así, te evitarás sorpresas desagradables.
Cosas imprescindibles:
- Tu pasaporte de peregrino (para que te sellen y poder quedarte en albergues de peregrinos)
- Tu documentación (DNI)
- Tu teléfono móvil con batería y una buena conexión. Desde Oroc nos aconsejan llevar un teléfono móvil con una buena cobertura y conexión a internet, porque, a veces, las etapas son muy largas y podemos perdernos por el camino. Tener buena conexión nos garantizaría acceder a Google Maps y buscar una ruta alternativa.
Ropa adecuada a esa época del año… pero no demasiada. La puesta y la quitada, a ser posible, e ir lavando y secando en las lavanderías o en los propios albergues. Recuerda que, aunque no lo parezca, la ropa pesa… y nuestra espalda lo va a acabar notando.
- Tanto zapatos adecuados para caminar (de senderismo y caña baja, por ejemplo, ¡pero que no sean nuevas o te destrozarás los pies!), como chanclas para las duchas. ¿Sabes la de peregrinos que pasan al día por un albergue? Protégete los pies en sitios húmedos para no pillar hongos, que es lo que puede pasar si no las usas en las duchas y en los baños.
- Una o dos camisetas técnicas para caminar (en verano, una) y otra camiseta, camisa o similar para el descanso.
- Uno para caminar y otro para el descanso.
- Ropa interior: dos mudas, cómodas y que evite rozaduras, y dos pares de calcetines sin costuras. Tres como mucho.
- Cosas de higiene (tanto personal como íntima).
- Sombrero o gorra con visera.
- Para el frío y el viento: un polar ligero, sea verano o invierno. Además, un gorro y unas bragas para el cuello y guantes finos.
- Capa impermeable (poncho) que cubra la mochila (para la lluvia), o ropa impermeable + un protector para mochila.
- Paraguas (opcional), pequeño y ligero. Con viento y según el terreno puede ser incómodo.
Cosas que no te hacen falta en el Camino de Santiago
- Demasiada ropa (porque vas a lavarla por el camino).
- Material de cocina (porque en los albergues suele haber de todo).
- Sábanas y ropa de cama (los albergues están equipados).
- Cargadores portátiles (hay enchufes en todos los albergues).
- Cualquier cosa que salga de la lista, piénsalo con la mente fría.
Y, ante todo… mi mayor consejo es que disfrutes de esta experiencia única en la vida. Porque es maravillosa y preciosa.