Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El puñadito de frutos secos que no falte

Los frutos secos siempre han estado al alcance de nuestra mano, al menos desde hace muchos años y en nuestro país, pero se han consumido casi siempre a modo de aperitivo o tentempié mientras tomábamos una cerveza o veíamos un partido de fútbol. Yo tengo recuerdos de mi infancia viendo algún programa de televisión con mi madre y comiendo pipas de girasol y quicos sin parar. Te comías uno, luego otro, y al final no podías parar hasta que se acababa la bolsa entera. Son un vicio.

De un tiempo a esta parte, ya son muchos los que han empezado a incluir algunos de estos frutos secos en sus recetas de cocina. Mi abuela, hace muchos años, ya cocinaba un guiso muy especial al que le ponía patata, mollas de pollo, pequeñas albóndigas y almendras. Lógicamente no es lo único que llevaba el guiso, pero sí lo más importante, y estaba delicioso. Mis primos y yo siempre nos peleábamos por las almendras y al final mi abuela tenía que contarlas para que a todos nos tocara el mismo número de ellas. Qué recuerdos…

Sin embargo, quitando ese guiso del que guardo muy buenos recuerdos, jamás conocí a nadie en mi familia, ni entre mis amistades, que cocinase algo entre cuyos ingredientes estuvieran los frutos secos. Más mayor, teniendo ya por lo menos 18 o 20 años, sí empecé a escuchar recetas de madres de mis amigos, y en mi propia familia, a las que se les añadían pistachos, almendras e incluso cacahuetes, aunque estos últimos casi siempre se utilizaban con postres.

Ahora, muchos años después, me doy cuenta de que el uso del fruto seco en la elaboración de repostería (y no hablo solo del clásico bizcocho de almendras), o en la elaboración de recetas de cocina se ha extendido muchísimo más, sobre todo gracias a la introducción de cocina extranjera en nuestro país, a pesar de que aquí se han consumido desde hace siglos.

Pero eso es solo un plus que es interesante mencionar porque lo que realmente creo que ha influido notablemente en el consumo de estos productos, tanto en la vida cotidiana como tentempié como en recetas elaboradas dulces o saladas, ha sido su promoción como grandes aliados para nuestra salud. Y es que los frutos secos tienen fantásticas propiedades para nuestro organismo y eso es algo que hace relativamente poco tiempo casi nadie tenía en cuenta.

No se trata de que no se supiera, se sabe desde hace bastante más tiempo del que se han puesto de moda, el problema es que ni se concienciaba a la ciudadanía sobre su buen uso ni los productores de frutos secos promocionaban realmente su producto.

Hoy por hoy, sin embargo, sabemos que son de gran ayuda contra las enfermedades cardiovasculares y no solo eso, aunque sí puede que sea lo más conocido.

En Viveros La Herriza, productores de plantas de pistacho, no solo promocionan ahora el fruto seco como un excelente alimento lleno de propiedades beneficiosas para nuestra salud, sino que además han sabido cómo sacarle partido a su producto por su fantástico sabor. ¿Habéis probado por ejemplo el helado de pistacho? Está de vicio. Puede que al principio cueste probarlo por su sabor y porque no estamos acostumbrados a él, pero una vez que lo tienes en el paladar y lo degustas ya no puedes quitártelo de la cabeza. Es una mezcla entre nocilla (aunque no lleve nada de cacao) y el frescor del helado. Extraño ¿verdad?

Otros productores y distribuidores como Frutos Secos del Carmen explican en su web, directamente, los beneficios de todos los frutos secos que tienen en venta (que no son pocos), porque son conocedores de que el nuevo estilo de vida que muchos miembros de la sociedad promueven se basa en la alimentación sana y equilibrada, y eso es una gran baza para dar a conocer su producto.

Beneficios de los frutos secos

Antes de nada hay que dejar claro que no son píldoras milagrosas y que tomarte tres almendras al día no va a hacer que desaparezca un dolor o que de repente mejore tu hipertensión. Los frutos secos, igual que otros alimentos, nos aportan ciertos beneficios que pueden ayudar a nuestro organismo a estar en mejor forma. En otras palabras, tomar frutos secos periódicamente puede ayudarnos a encontrarnos mejor, a estar más sanos y a prevenir posibles patologías pero no son medicina.

Para los huesos, pilones y almendras: Las almendras son los frutos secos que más calcio aportan, en concreto 269 mg cada 100 g. Por tanto, son una buena opción para complementar o incrementar los niveles de este mineral y prevenir la osteoporosis o combatir las molestias óseas. Por su parte, los piñones contribuyen con interesantes cantidades de zinc, 6,45 g cada 100 g, lo que ayuda en la formación y la mineralización de los huesos y articulaciones.

Para ir bien al baño, nueces y pistachos: La escasez de fibra es, junto con una ingesta inadecuada de agua y el sedentarismo, una de las principales causas de estreñimiento. Con un 10,6% de este nutriente, los pistachos son buenos amigos del buen funcionamiento de los intestinos. Muy de cerca le siguen las nueces, que aportan un 6,5%, lo que las convierte en buenas enemigas del estreñimiento

Para el colesterol malo, avellanas, nueces y almendras: Estos frutos secos tienen el poder de contribuir en la mejora de la salud cardiovascular. Resultan ricos en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, los cuales ayudan a mantener la salud de los vasos sanguíneos y a controlar los niveles de colesterol. Las más destacadas desde el punto de vista nutricional son las nueces, puesto que son el único fruto seco que aporta cantidades importantes de omega-3. Este ácido graso es importante porque ayuda a reducir los citados niveles de colesterol y de triglicéridos, así como a rebajar la presión arterial. Las avellanas y las almendras aminoran los niveles de lípidos en sangre y de homocisteína, un aminoácido que en grandes cantidades daña el revestimiento de las arterias y aumenta el riesgo de bloqueo de los vasos sanguíneos.

Para controlar la diabetes, anacardos, piñones y pistachos: Los datos extraídos del estudio realizado por el doctor David Jenkins, publicado en la revista ‘Diabetes Care’, apuntan que estos frutos secos ayudan a controlar los niveles de lípidos y glucosa en sangre en diabéticos de tipo 2 (siempre mejor sin sal, obviamente). Por otra parte, cabe destacar que son ricos en oligoelementos –minerales que el organismo necesita en mínimas cantidades–, sobre todo en magnesio. Este es coadyuvante de la resistencia de la insulina, lo que ayuda a prevenir el desarrollo de diabetes de tipo 2. Los anarcardos, con 292 mg cada 100 g, son los que más aportan. Por su parte los pistachos, destacan, además, por su elevado contenido en potasio –1.025 mg–, cuya deficiencia impide el control de la diabetes.

Para controlar el peso, nueces, avellanas y almendras: Tradicionalmente se ha vinculado a los frutos secos con el incremento de peso. Sin embargo, no es cierto y hay numerosos estudios que así lo demuestran. Por ejemplo, el publicado en la revista ‘American Journal of Clinical Nutrition’, el cual concluye que “las dietas ricas en frutos secos, comparadas con diferentes dietas de control, no aumentan el peso corporal, el Índice de Masa Corporal o la circunferencia de la cintura. Nuestros hallazgos apoyan la inclusión de frutos secos en dietas saludables para la prevención cardiovascular». Los frutos secos más oleosos, como las nueces, las almendras y las avellanas, aportan grasas saludables y tienen un poderoso efecto saciante, que conlleva un descenso del consumo de otros alimentos, muchas veces poco saludables.

Para mejorar nuestra memoria, almendras y avellanas: Otra de las bondades atribuidas a este tipo de frutos es su posible poder en la prevención de la demencia cognitiva. Tanto las almendras como las avellanas son ricas en vitamina E, que se relaciona con un menor deterioro cognitivo e incluso con un retraso del mismo. Así lo demuestra el estudio estadounidense realizado conjuntamente por el Hospital General de Massachusetts (HGM), el Centro Médico Bedford y la Escuela de Medicina de Harvard. Concluye, tras el análisis de 540 pacientes de la Unidad de Trastornos de la Memoria del HGM, que la ingesta de vitamina E retrasa el deterioro de las funciones cognitivas en pacientes con alzhéimer.

¿Cuánto debemos consumir? la Fundación Española del Corazón aconseja ingerir 50 gramos diarios de frutos secos. ¿Te animas?