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El Alzheimer: una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria y la cognición

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, progresiva e irreversible que afecta principalmente a las funciones cognitivas y la memoria. Es la causa más común de demencia en personas mayores y representa un desafío significativo para la salud pública a medida que la población envejece en todo el mundo. 

Entender el Alzheimer…

El Alzheimer, denominado en honor al médico alemán Alois Alzheimer, quien describió por primera vez la enfermedad en 1906. Es una afección cerebral progresiva y degenerativa que afecta a las neuronas y las conexiones entre ellas. En el cerebro de una persona con Alzheimer se forman placas amiloides y ovillos neurofibrilares, lo que conduce a la pérdida de células nerviosas y la reducción del tamaño del cerebro con el tiempo. Como resultado, la comunicación entre las células nerviosas se deteriora, lo que afecta la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas.

El desafío del Alzheimer

El Alzheimer es una de las principales preocupaciones de salud pública en España debido al envejecimiento de la población y su alta incidencia entre los adultos mayores. Según datos de la Sociedad Española de Neurología, se estima que en España hay alrededor de 800.000 personas que sufren Alzheimer, y esta cifra tiende a aumentar en los próximos años.

El envejecimiento de la población española es un factor clave en la alta prevalencia del Alzheimer. A medida que la esperanza de vida aumenta, también lo hace la probabilidad de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa. Se estima que más del 30% de las personas mayores de 85 años en España tienen Alzheimer.

El impacto social y económico del Alzheimer es significativo. La enfermedad no solo afecta profundamente a las personas que la padecen, sino también a sus familias y cuidadores. El Alzheimer requiere una atención especializada y constante, lo que puede ser un desafío tanto emocional como financiero para las familias. Además, la carga económica del Alzheimer en el sistema de salud y en la sociedad en general es considerable, con costes asociados al diagnóstico, tratamiento y cuidado de los pacientes.

En respuesta a esta creciente preocupación, España ha puesto en marcha diversas iniciativas y programas para abordar el Alzheimer. Estos incluyen campañas de concientización sobre la enfermedad, el fomento de la investigación científica y el apoyo a las asociaciones de pacientes y sus familias. También se ha promovido la creación de unidades especializadas en hospitales y centros de atención primaria para mejorar el diagnóstico y la atención a los pacientes con Alzheimer.

Además, el gobierno español ha impulsado la Estrategia Nacional de Alzheimer y otras demencias para el período 2019-2023. Esta estrategia tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por estas enfermedades, promover la investigación y fomentar la formación de profesionales de la salud para un mejor abordaje de la enfermedad.

A pesar de estos esfuerzos, el Alzheimer sigue siendo un desafío importante para el sistema de salud y la sociedad española en general. Se requiere una mayor inversión en investigación, así como en la mejora de los servicios y la atención a las personas afectadas por esta enfermedad. La detección temprana, el diagnóstico preciso y el apoyo adecuado a los pacientes y sus familias son cruciales para mejorar la calidad de vida de quienes conviven con el Alzheimer en España.

Síntomas

Los síntomas del Alzheimer varían según la etapa de la enfermedad, pero generalmente comienza con problemas leves de memoria y progresivamente empeora con el tiempo. Los síntomas comunes incluyen:

  • Pérdida de memoria a corto plazo. Dificultad para recordar información reciente, como nombres, eventos recientes o actividades realizadas.
  • Desorientación temporal y espacial. La persona puede perderse fácilmente en lugares familiares o tener dificultades para reconocer la hora o el día.
  • Problemas con el lenguaje. Dificultades para encontrar las palabras adecuadas para expresarse o comprender el lenguaje de los demás.
  • Dificultad para realizar tareas cotidianas. Dificultad para llevar a cabo tareas rutinarias, como vestirse o preparar comidas.
  • Cambios en el comportamiento y la personalidad. La persona puede volverse más apática, ansiosa, agitada o irritable.
  • Pérdida de iniciativa. Falta de interés en actividades que solían ser placenteras o falta de motivación para realizar tareas.
  • Dificultad para tomar decisiones. La persona puede tener dificultades para tomar decisiones simples o complejas.

Causas

La causa exacta del Alzheimer aún no se comprende completamente, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Se ha demostrado que los siguientes factores están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad:

  • Genética. Las mutaciones genéticas heredadas de padres a hijos pueden aumentar la probabilidad de desarrollar Alzheimer.
  • Edad. El riesgo de Alzheimer aumenta a medida que envejecemos, siendo más común en personas mayores de 65 años.
  • Historial familiar. Tener familiares cercanos con Alzheimer aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad.
  • Lesiones cerebrales traumáticas. Lesiones graves en la cabeza, como las que ocurren en ciertos deportes o accidentes, pueden aumentar el riesgo de Alzheimer.
  • Estilo de vida. Factores como la falta de actividad física, una dieta poco saludable y el tabaquismo pueden estar relacionados con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico del Alzheimer se basa en la evaluación de los síntomas y la exclusión de otras posibles causas de demencia. Los profesionales médicos pueden utilizar una variedad de pruebas y evaluaciones, que incluyen:

  • Entrevistas y evaluaciones cognitivas. Los médicos pueden realizar pruebas para evaluar la memoria, el pensamiento y otras habilidades cognitivas.
  • Historial médico y familiar. Se recopila información sobre el historial médico del paciente y cualquier antecedente familiar de Alzheimer u otras demencias.
  • Análisis de sangre y pruebas neurológicas. Se pueden realizar análisis de sangre y pruebas neurológicas para descartar otras condiciones que pueden causar síntomas similares.
  • Escáneres cerebrales. Las imágenes del cerebro, como la resonancia magnética (RM) o la tomografía por emisión de positrones (PET), pueden ayudar a detectar cambios en el cerebro asociados con el Alzheimer.

¿Tiene tratamiento?

Actualmente, no existe una cura para el Alzheimer, pero hay tratamientos disponibles para ayudar a manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Los  tratamiento pueden ser:

  • Medicamentos. Se pueden recetar medicamentos para ayudar a mejorar la memoria, la cognición y la capacidad funcional, aunque los efectos pueden variar de una persona a otra.
  • Terapia cognitiva y ocupacional. Las terapias pueden ayudar a mejorar la memoria y las habilidades cognitivas, así como a desarrollar estrategias para abordar los desafíos diarios.
  • Apoyo y cuidados. El apoyo emocional y la asistencia en la vida diaria son fundamentales para las personas con Alzheimer y sus cuidadores.
  • Investigación y ensayos clínicos. La investigación continua es crucial para encontrar tratamientos más efectivos y, en última instancia, una cura para el Alzheimer. Participar en ensayos

¿Cómo actuar si un familiar tiene la enfermedad?

Si un familiar tiene Alzheimer, puede ser una situación desafiante y emocionalmente difícil para toda la familia. 

Por ello, es fundamental contar con recursos y apoyo especializado para brindar el mejor cuidado posible. En este sentido, Clinicanea  se presenta como una opción valiosa para aquellos que buscan información y asesoramiento en el manejo de esta compleja enfermedad neurodegenerativa. Clinicanea es una clínica especializada en neurología y demencias, que ofrece servicios médicos y terapéuticos diseñados para abordar las necesidades específicas de las personas con Alzheimer y sus cuidadores.

No obstante, puedes seguir algunos consejos para saber cómo actuar y brindar apoyo tanto al familiar afectado como a los cuidadores:

  • Educarse sobre el Alzheimer. Aprender sobre la enfermedad y sus síntomas te permitirá comprender mejor lo que está experimentando tu familiar y cómo enfrentar las diversas etapas del Alzheimer.
  • Buscar atención médica. Es importante buscar atención médica especializada. De esta manera se puede recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. Un neurólogo o geriatra puede proporcionar orientación y apoyo en el manejo de la enfermedad.
  • Comunicación y empatía. Mantén una comunicación abierta y empática con tu familiar. Asegúrate de escuchar sus necesidades y preocupaciones, aunque puedan tener dificultades para expresarse claramente.
  • Crear un ambiente seguro. Adapta el hogar para hacerlo más seguro para tu familiar con Alzheimer. Esto puede incluir eliminar obstáculos, instalar cerraduras de seguridad y garantizar que el ambiente sea cómodo y familiar.
  • Establecer rutinas. Las rutinas pueden ser reconfortantes y útiles para personas con Alzheimer, ya que proporcionan estructura y predictibilidad en su día a día.
  • Fomentar la independencia. Cuando sea posible, permite que tu familiar realice tareas y actividades por sí mismo. La independencia puede proporcionarles una sensación de logro y bienestar.
  • Buscar apoyo externo. No dudes en buscar ayuda de otros miembros de la familia, amigos o profesionales de la salud. Los grupos de apoyo para cuidadores también pueden ser muy beneficiosos.
  • Ser paciente. El Alzheimer puede llevar a cambios de humor y comportamiento. Practicar la paciencia y la comprensión es esencial en estas situaciones.
  • Cuidado personal. No te olvides de cuidar de ti mismo y de los demás miembros de la familia. Cuidar a alguien con Alzheimer puede ser agotador, así que asegúrate de tomarte el tiempo para descansar y mantener tu bienestar emocional y físico.
  • Planificación a largo plazo, Considera la planificación a largo plazo, como establecer poderes legales, preparar directivas anticipadas y hablar sobre los deseos y preferencias de tu familiar en cuanto a cuidados futuros.