Un mural en la pared

En el mundo de la decoración existe mucha diversidad para dotar de personalidad cualquier estancia o local. Diferentes estilos, tendencias, modas o personalidades definen los espacios. Independientemente del tipo de espacio, la decoración siempre esta presente. Casas, oficinas, espacios públicos, etc.

La decoración bien entendida, es una forma de arte. La forma de conjugar las piezas, etilos, combinar colores o materiales, puede ser para muchos algo insignificante, en tanto que, para otros, resulta una parte muy importante de su día a día.

Esta claro, que en lo que a decoración se refiere, donde mas podemos marcar un estilo es en nuestras casas. Precisamente en nuestra parcela es donde tratamos de dejar nuestra esencia, con mayor o menor gusto. Si hay algo que a la gran mayoría de humanos gusta, es marcar la diferencia. Personalizar todo lo personalizable, es común a la inmensa mayoría.

Una forma diferente de personalizar tu hábitat, es pintar un mural en alguna de las paredes de tu hogar: salón, habitación, despacho. Imagina un impresionante mural, pintado con tus propias manos… y con la ayuda de un aerógrafo.

Existen muchas formas y técnicas para pintar paredes. Desde la brocha gorda, hasta la pistola. Desde el gotelé (afortunadamente en desuso) hasta el estucado. Sin embargo, para los artistas que buscan algo más definido y personal o expresar algo a través de sus paredes, el aerógrafo es la herramienta que puede dar alas a la imaginación. Para los más creativos, sus diseños propios pueden ser pintados con esta técnica, los menos afortunados artísticamente, pueden crear su mural mediante el uso de plantillas.

En cualquiera de los casos, de lo que se trata es de crear algo propio y dotar a esa pared, de vida. Un mural, sea de la índole que sea, va a aportar a esa estancia un toque singular y personal que la pintura común, por lograda que esté, no aporta.

De la mano de los profesionales de Artespray, hemos conocido un poco más en detalle los aspectos de esta herramienta que cuenta con su propia técnica. Para los que pensábamos que el aerógrafo, solo era útil para pintar maquetas, hemos hecho un descubrimiento. Aunque habrá una inmensa mayoría de personas que ya sepan de las muchas utilizades que puede ofrecer esta pequeña pistola de pintura.

Antes de ponerse manos a la obra para pintar un mural, habrá que saber cómo funciona un aerógrafo y, por supuesto, practicar.

Cómo utilizar un aerógrafo

Esta herramienta de trabajo popularizada en los años setenta por sus acabados lacados y los efectos que permite crear en la superficie a pintar, ha sido muy utilizada en modelismo para pintar las maquetas y dotarlas de un gran realismo y belleza en sus acabados.

Se trata de un aparato sencillo y delicado a la vez. Con forma de pluma, cuenta en su interior con una aguja y un inyector que mezcla el aire con la pintura. Esta última, se deposita en un recipiente especifico sobre la propia estructura. Por último, cuenta con una manguera que une el aerógrafo con el compresor que le suministra el aire. Sin aire, el aerógrafo, no funciona, como se puede deducir de su propio nombre.

Dentro de los muchos modelos existentes, podemos encontrar aerógrafos de acción simple o de doble acción. La diferencia fundamental, estriba en que el aerógrafo de acción simple emite un flujo de pintura y aire constante. Puedes controlar la cantidad o el grosor antes de empezar a utilizarlo. El de acción doble, permite jugar con la combinación de aire y pintura a expulsar, aportando mayor versatilidad a su manejo.

La pintura puede entrar en el aerógrafo de dos maneras: por gravedad, a través de una copa fija en su estructura o por succión, a través de una pieza móvil que se coloca en la parte baja del aerógrafo. Esta parte es removible y puede quitarse para limpiarla, en tanto que la anterior es fija.

Sabiendo cuales son la partes de las que consta esta herramienta, para utilizarla solo hace falta disponer de los materiales adecuados, las pinturas y una idea clara de lo que se pretende pintar y donde.

No hay que olvidar que cada vez que se utilice y se haga un cambio de pintura, habrá que limpiar de forma concienzuda sus piezas.

Para los que no han utilizado nunca este tipo de herramienta para pintar, conviene practicar en otras superficies. Familiarizarse con el aerógrafo y la forma de manejarlo es fundamental para poder pintar algo más ambicioso como puede ser un mural en la pared.

Aquellos que se pregunten si no es lo mismo un aerógrafo que una pistola, la respuesta es no. La pistola, muy útil para pintar grandes superficies no permite ni ofrece los mismos acabados que un aerógrafo. Para el detalle, la profundidad y las diferentes texturas que se pretenden en cierto tipo de pinturas, es necesario una herramienta más minuciosa. Seria como poner un rodillo frente a un pincel. El rodillo te permite pintar grandes superficies y el pincel los matices.

Pintar sin parar

Ha llegado el momento de redecorar esa pared. Ya tenemos claro que vamos a hacer algo personal, cuidado y con cierto detalle. Hemos practicado con el aerógrafo lo suficiente como para ser capaces de pintar una superficie mayor. Así que, ahora toca decidir lo que vamos a plasmar en ese mural.

Realizar un boceto es lo primero que se debe hacer. Si no se te da muy bien el dibujo, puedes adquirir las plantillas necesarias para colocarlas en la pared. A fin de cuentas, no se trata de dibujar a mano alzada sobre la superficie, el uso de plantillas, propias o compradas, es conveniente para delimitar con claridad las zonas a pintar.

La elección de las pinturas, es un punto importante a tener en cuenta, según los acabados pretendidos, será más conveniente utilizar un tipo de pintura u otro. Entre las opciones, podemos encontrar tintas acrílicas o acuarelas liquidas.

Disponer de todos los colores que vas a necesitar para tu mural y saber las mezclas que vas a realizar para lograr los diferentes matices te ahorrará tiempo una vez decidas ponerte manos a la obra.

Con todo ya preparado, lo siguiente es definir el boceto en la pared. Para ello, utilizar pintura negra para marcar o el color de elección que delimite las figuras. Una vez definidos todos los contornos… a pintar sin parar. Rellenar todos los contornos con sus diferentes colores y matices, es la esencia de la pintura propiamente dicha; el aerógrafo, en comparación con otras técnicas, permite unos acabados tan realistas que un mural bien hecho, puede hacerte creer que lo que hay en la pared es real.

Hay que tener en cuenta algunos otros aspectos. La limpieza es fundamental, por lo tanto, no hay que olvidar cubrir todas las partes que no vayan a ser objeto del mural. El suelo, los muebles, etc. deben estar cubiertos con plásticos o cualquier material desechable. Igualmente, a la hora de utilizar el aerógrafo, conviene utilizar una bata o mono para evitar que la ropa se manche, o ponerse ropa que pueda mancharse.

La zona de trabajo debe estar siempre limpia, antes de empezar y al terminar el trabajo. Igualmente, el aerógrafo tiene que limpiarse tras cada uso. Mantener limpias todas sus piezas y libres de pintura (algunas dejan depósito) para prolongar su vida útil, es fundamental.

Otro aspecto a tener en cuenta, es que la duración de la realización del mural puede ser de varios días. Eso dependerá de la destreza, habilidad, práctica y experiencia de cada uno y por supuesto, de las dimensiones de la obra.

En cualquier caso, decorar las paredes de tu casa con un mural hecho por ti, aportará ese toque personal a tu hogar. Además de que no pasará desapercibido a las visitas.