La pérdida de audición es una constante entre las personas mayores. Aunque no se da con igual intensidad, a medida que envejecemos, cada vez escuchamos menos. ¿Por qué sucede esto?
Muchas personas mayores hablan a gritos. No lo hacen intencionadamente. Sencillamente, no escuchan su voz y han de subir el volumen para poder escucharse. Para saber lo que están diciendo.
Al mismo tiempo te reclaman que le repitas las cosas varias veces o que le hables más fuerte cuando te diriges a ellos. Este no es un asunto para tomárselo a broma. Es probable que te suceda a ti con el tiempo.
La pérdida de audición es un problema de salud generalizado. Solo en Castilla y León se calcula que existen más de 12.500 personas con algún tipo de discapacidad auditiva. La perdida de oído representa una barrera de comunicación que conduce a la persona que lo sufre a aislarse de su entorno e incluso puede conducir a procesos de depresión.
Como nos dicen los expertos de Efeta, una red de centros auditivos con más de 35 años de experiencia en la provincia de Córdoba, la pérdida de oído no se produce de un día para otro. Suele ser un proceso paulatino. En la mayor parte de los casos es irreversible, pero por suerte se pueden tomar medidas para ralentizar su progreso y, sobre todo, para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
Todos los otorrinos coinciden en los 50 años como la edad adecuada para efectuarnos una revisión de oído. Es a partir de ese momento, cuando el proceso de pérdida auditiva comienza a acelerarse.
Esta inspección deberíamos tomárnosla como una revisión rutinaria preventiva. Como cuando las mujeres se hacen una mamografía para prevenir el cáncer de mama.
Veamos porque se produce este deterioro.
Hipocausia.
La revista de divulgación médica Medline Plus señala la hipocausia como la principal causa de pérdida auditiva con la edad. La hipocuasia es una enfermedad degenerativa que se traduce en el deterioro y muerte de las células pilososas.
Las células pilososas son unas diminutas células que se hallan en el oído interno y que son las responsables de transformar las ondas en señales nerviosas que llegan hasta nuestro cerebro. Una vez que una célula pilosa muere, no se puede regenerar. Esta es la razón principal por la cual la pérdida de oído con la edad es irreversible.
No existe una causa categórica única que produzca esta enfermedad. Se podría decir que viene motivada por varios factores. Es necesario analizar cada caso para determinar el factor principal. Sin duda, el envejecimiento celular y los cambios producidos en el oído interno influyen en la pérdida de capacidad auditiva.
Aunque envejezcamos, determinadas estructuras internas del oído continúan creciendo, como es la trompa de Eustaquio. La cual puede deteriorar o destruir células pilosas durante este proceso. Por otro lado, al igual que sucede con otras células de nuestro cuerpo, estas se hallan más débiles a medida que transcurre el tiempo. Como sucede con la vista, nuestro oído también termina cansado con los años.
Factor genético.
Nuestra capacidad auditiva está determinada en gran medida por los genes. Ya no solo en un origen, sino también en su desarrollo.
Que una persona tenga el oído más sensible y escuche con más facilidad determinados sonidos viene determinado por su composición genética. Como sucede con los otros sentidos, los podemos educar y potenciar, pero el factor genético es evidente.
También sucede con la evolución del oído. Como pasa con la alopecia, a determinada edad pueden manifestarse deficiencias que afecten a nuestra capacidad auditiva. Con frecuencia, una persona que tiene antepasados sordos, tiende a perder oído con el paso de los años.
El historial médico familiar es un factor que suelen tener en cuenta los otorrinos cuando analizan cualquier posible deficiencia auditiva.
Exposición a ruidos fuertes.
Si nos desenvolvemos en entornos ruidosos, eso va a afectar inevitablemente nuestra capacidad auditiva. Existen determinados trabajos que conducen a los trabajadores a sufrir sorderas. Son por ejemplo los empleados de los aeropuertos, los que trabajan en circuitos de carreras o los mineros.
Los otorrinos ponen especial hincapié en el uso responsable de los auriculares. Se recomienda no escuchar música con audífonos durante más de una hora seguida y no hacerlo a máximo volumen. Piensa que al colocarnos auriculares estamos introduciendo todo el sonido en el interior del oído con un nivel de decibelios superior al habitual.
Un asunto a tener en cuenta es que la exposición a ruidos fuertes puede generar problemas que se manifiesten con el tiempo. Al someter las células pilosas a un ruido excesivo, estas quedan debilitadas, pudiendo morir con más facilidad con el paso del tiempo.
La exposición a ruidos fuertes es, por ejemplo, la causa principal que llevó a Beethoven a la sordera. El compositor alemán era director de orquesta sinfónica. Colocarse frente a los músicos habitualmente hizo que su oído se fuera perdiendo irremediablemente.
Tabaquismo.
El arsénico, la nicotina, el amoniaco y el cloruro de vinilo, sustancias químicas presentes en los cigarrillos, son agentes tóxicos que dañan al oído interno.
Al fumar, la nicotina y el monóxido de carbono tensan los vasos sanguíneos del interior del oído, lo cual puede conducir a la destrucción de células pilosas.
El humo del tabaco obstruye la trompa de Eustaquio y el revestimiento natural del oído medio, lo cual puede provocar infecciones de oído.
Los fumadores tienden a volverse sensibles a los ruidos fuertes. Esto puede conducir a una pérdida auditiva propiciada por el ruido.
La revista digital La Voz de América va más allá. Afirma en un artículo que los fumadores pasivos también están expuestos a sufrir pérdidas de oído. En especial, los niños.
En un estudio realizado en Japón, sobre una muestra de 5.474 niños nacidos entre el 2004 y el 2010 se descubrió que casi un 5% tenían problemas de pérdida auditiva relacionados con haberse desenvuelto en entornos familiares en los que se consumía tabaco con asiduidad. Los médicos que dirigieron el ensayo determinaron que un niño que tuviera expuesto durante el embarazo al tabaco consumido por su madre tendría un 68% de probabilidades de sufrir pérdida auditiva.
En el caso de niños que hubieran inhalado humo de tabaco indirectamente durante su infancia, la probabilidad de sufrir pérdida de oído se sitúa en un 30%.
Con esto llegamos a la conclusión de que el humo de tabaco es perjudicial para el oído per se, aunque no fumemos directamente.
Consejos para prevenir la pérdida de oído.
Es importante entender que la pérdida de oído no es un mal endémico, que si nos afecta no podemos hacer nada. Tomando una serie de precauciones podemos prevenirlo o reducir sus efectos en caso de que aparezca. Estos son algunos consejos valiosos al respecto:
- Evitar la exposición prolongada a ruidos fuertes. La exposición continua a niveles elevados de ruido puede dañar las células pilosas del oído interno. Cuando nos sometamos a ambientes con mucho ruido es recomendable el uso de protección auditiva como tapones o auriculares y limitar el tiempo de exposición.
- Controlar el volumen de los auriculares. Escuchar música o cualquier audio a volúmenes altos durante períodos largos afecta la audición. En estos casos es recomendable mantener el volumen de los dispositivos personales (auriculares y altavoces) a un nivel seguro, generalmente por debajo del 60% de su capacidad máxima.
- Realizar revisiones auditivas periódicas. La detección temprana de problemas auditivos facilita intervenciones que evitan un mayor daño en los oídos. Para ello existen programas de exámenes auditivos periódicos, recomendables especialmente si tienes más de 50 años o estás expuesto a entornos ruidosos.
- Adopta un estilo de vida saludable. Nuestro estilo de vida también influye en la salud aditiva. Seguir una dieta equilibrada y realizar actividad física regular benefician la salud general, incluyendo la auditiva.
- Evita el uso de bastoncillos para limpiarte los oídos. Los bastoncillos higiénicos que se venden para limpiar la cera de los oídos, la empujan al interior causando obstrucciones e infecciones. Para limpiar los oídos, utiliza una toalla suave y limpia con ella allá donde te deje el dedo meñique de la mano. Deja que el oído maneje la cera interna de manera natural.
- Protege los oídos del frío y el agua. La exposición al frío intenso y la entrada de agua dentro del oído pueden causar infecciones y otros problemas. Para evitarlos usa gorros y orejeras en climas fríos y tapones para los oídos cuando nades, para evitar de esta forma posibles infecciones e irritaciones.
- Mantén un buen control de salud en general. Está demostrado que problemas de salud como la hipertensión, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares pueden afectar la audición. Para ello controla regularmente la presión arterial, los niveles de azúcar y el colesterol, y sigue las recomendaciones médicas para mantener estas constantes bajo control.
La pérdida auditiva en la vejez es una predisposición natural del cuerpo. Si bien, como hemos visto a lo largo del artículo, si nos cuidamos podemos prevenirla o minimizar sus efectos. Obteniendo de esta manera una mejor calidad de vida.